ARGENTINA Y BRASIL
Por caminos paralelos
Con
Brasil, tenemos muchos puntos de contacto, que suelen separarnos, pero que en
realidad nos unen. Es más fácil ejemplificarlo, que explicarlo. Entonces,
rivalidad Pelé – Maradona ó Messi – Neymar, la eterna controversia, que nos une
en el gusto por el buen juego o jogo bonito. El carnaval carioca o el
correntino: el gusto por este tipo de celebración. El mate. La zamba o el
samba. El gaucho y el gaúcho… El Lole Reutemann ó Emerson Fitipaldi… Y así
podríamos seguir un rato más nombrando lo que nos une y lo que nos separa, pero
no tanto. Pero si hay algo que fue y sigue siendo común entre ambos países y
también con el resto del patio trasero de los Estados Unidos –es decir, del Río
Grande mirando al sur-, es que las políticas suelen ser similares… O mejor
dicho, el orden político imperante en la región. Si hay un golpe de estado en
un país del cono sur, no tarda en haberlos en otros. Si uno recupera la
democracia, al poco tiempo la van consiguiendo los demás. Nos corremos a la
izquierda, pasamos por el centro, nos vamos a la derecha, casi diríamos juntos.
Podríamos analogarlo ( el término no figura en el diccionario de la Real
Academia Española, pero está aceptado) con el fútbol: atacamos en bloque, nos
defendemos en bloque.
¿A qué
viene tanto preámbulo? La derecha brasileña atacó a Lula y a Dilma Rousseff,
políticos y medios de comunicación predominantes –la Red O Globo, que es como
el multimedios Clarin, pero gigante, estilo brasileño- acusándolos de corrupción…
también al estilo brasileño, porque la pintaban como la “mais grande do mundo”.
Los dedos que más apuntaban, eran los del presidente de la Cámara de Diputados
Eduardo Cunha y el entonces vicepresidente y hoy primer mandatario Michel
Temer. La historia es conocida, las acusaciones eran mínimas y encima
infundadas. Ni Lula ni Dilma están presos, pero sí lo está Cunha, por
corrupción. Y Timer –cuando hablan de fidelidad, mira para otro lado-, a punto
de caramelo para irse con suerte, a su casa. O Globo –que no es Huracán de
Parque de los Patricios-, le soltó la mano y difundió grabaciones en las cuales
el mismo negociaba los montos de las coimas. Digamos que están a punto de
firmarle el certificado de defunción política. La derecha de Brasil, se cansó
de Timer.
Y en la
Argentina un tal Julio Cobos, vicepresidente de la Nación en el primer mandato
de Cristina Fernández de Kirchner, no entendió cuál era su función. Entonces
teniendo que desempatar en su rol de presidente de la Cámara de Senadores, en
un Proyecto de Ley vital para el Estado –del cual él era el segundo en la
escala jerárquica-, votó en contra de ese gobierno que representaba… o mejor dicho
su voto “no fue positivo”, como él mismo lo expresó, tratando de minimizar el
hecho. “Un poquito embarazada”, como le dijo Andrea del Boca a Luis Brandoni,
en la película Cien veces no debo. Pero la película era ficción, lo de Cobos
parecía, pero no. A partir de allí, comenzaron los ataques furiosos a la ex
presidenta Cristina Fernández, que duraron todo el primer mandato, el segundo y
siguen hasta hoy, con acusaciones que a los propios “acusadores” les es difícil
sostener. Entonces a la Argentina también llegó la derecha –es decir llegó
primero a la Argentina con Macri, que a Brasil con Timer- y con ellos, los
ajustes salvajes. Las administraciones de Macri y de Timer están a la vista,
tanto para los brasileños con Michel que para los Argentinos con Mauricio.
Timer, llegó de la mano de O Globo y lo dejaron de lado. Macri lo hizo de la
mano de Clarín y La Nación y ambos, cada tanto le dan un cachetazo mediático,
como para que no se olvide de quien manda. De hecho, los multimedios argentinos
tienen gente ocupando cargos en el Gobierno. A Macri los problemas judiciales
también lo aflijen, o por lo menos deberían. Panamá Papers; el Grupo Socma enredado
en muchos negocios como mínimo, poco claros; el autoperdón de 70.000 millones
de pesos… Y con muchos funcionarios implicados en distintas presuntas
incompatibilidades entre sus negocios privados y la función pública y con
actuaciones pasadas y presentes como mínimo cuestionadas. El espectro es muy
grande.
Lo
dicho, Brasil y la Argentina parecen ir por caminos paralelos, cada vez caben menos
dudas… Ah, ¡Qué olvido! Las presuntas coimas de Odebrecht en la Argentina,
involucran a funcionarios kirchneristas y también lo harían a los del gobierno
actual. Casualmente, la empresa de Angelo Calcaterra, primo y para muchos
testaferro de Mauricio Macri, está involucrada en el pago de coimas. Y el jefe
de la AFI –Asociación Federal de Inteligencia-, e íntimo amigo del presidente
Macri, Gustavo Arribas, está muy comprometido. Dicen que todos los caminos
conducen a Roma, la Justicia se decide a investigar a fondo, tendrá la última
palabra. Pero, porque siempre hay un “pero”, hoy se ve muy cuestionada por
culpa de los jueces de la Corte Suprema Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Elena
Highton de Nolascoque, por haber votado a favor de beneficiar a un represor con
el 2 x 1, sentenciado por un crimen de lesa humanidad. Para terminar, aclaremos
que los dos jueces varones, habían aceptado contra toda norma ética, ser
nombrados a dedo por Macri para integrar al Corte, lo que luego fue desistido
por el Presidente al haber tomado conciencia del desastre político y ético, que
estaba efectuando. Luego si, fueron puestos en función, pero en la forma
debida. La dama, debería haberse retirado de la Corte tras cumplir 75 años,
recurrió a la Justicia para no hacerlo y un juez de primera instancia, falló a
su favor. El Gobierno argentino no apeló el fallo y de esta forma permitió que
Highton continúe en su cargo. Como se ve, más de lo mismo.