viernes, 19 de mayo de 2017

ARGENTINA Y BRASIL

Por caminos paralelos

                Con Brasil, tenemos muchos puntos de contacto, que suelen separarnos, pero que en realidad nos unen. Es más fácil ejemplificarlo, que explicarlo. Entonces, rivalidad Pelé – Maradona ó Messi – Neymar, la eterna controversia, que nos une en el gusto por el buen juego o jogo bonito. El carnaval carioca o el correntino: el gusto por este tipo de celebración. El mate. La zamba o el samba. El gaucho y el gaúcho… El Lole Reutemann ó Emerson Fitipaldi… Y así podríamos seguir un rato más nombrando lo que nos une y lo que nos separa, pero no tanto. Pero si hay algo que fue y sigue siendo común entre ambos países y también con el resto del patio trasero de los Estados Unidos –es decir, del Río Grande mirando al sur-, es que las políticas suelen ser similares… O mejor dicho, el orden político imperante en la región. Si hay un golpe de estado en un país del cono sur, no tarda en haberlos en otros. Si uno recupera la democracia, al poco tiempo la van consiguiendo los demás. Nos corremos a la izquierda, pasamos por el centro, nos vamos a la derecha, casi diríamos juntos. Podríamos analogarlo ( el término no figura en el diccionario de la Real Academia Española, pero está aceptado) con el fútbol: atacamos en bloque, nos defendemos en bloque. 

                ¿A qué viene tanto preámbulo? La derecha brasileña atacó a Lula y a Dilma Rousseff, políticos y medios de comunicación predominantes –la Red O Globo, que es como el multimedios Clarin, pero gigante, estilo brasileño- acusándolos de corrupción… también al estilo brasileño, porque la pintaban como la “mais grande do mundo”. Los dedos que más apuntaban, eran los del presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha y el entonces vicepresidente y hoy primer mandatario Michel Temer. La historia es conocida, las acusaciones eran mínimas y encima infundadas. Ni Lula ni Dilma están presos, pero sí lo está Cunha, por corrupción. Y Timer –cuando hablan de fidelidad, mira para otro lado-, a punto de caramelo para irse con suerte, a su casa. O Globo –que no es Huracán de Parque de los Patricios-, le soltó la mano y difundió grabaciones en las cuales el mismo negociaba los montos de las coimas. Digamos que están a punto de firmarle el certificado de defunción política. La derecha de Brasil, se cansó de Timer.

                Y en la Argentina un tal Julio Cobos, vicepresidente de la Nación en el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner, no entendió cuál era su función. Entonces teniendo que desempatar en su rol de presidente de la Cámara de Senadores, en un Proyecto de Ley vital para el Estado –del cual él era el segundo en la escala jerárquica-, votó en contra de ese gobierno que representaba… o mejor dicho su voto “no fue positivo”, como él mismo lo expresó, tratando de minimizar el hecho. “Un poquito embarazada”, como le dijo Andrea del Boca a Luis Brandoni, en la película Cien veces no debo. Pero la película era ficción, lo de Cobos parecía, pero no. A partir de allí, comenzaron los ataques furiosos a la ex presidenta Cristina Fernández, que duraron todo el primer mandato, el segundo y siguen hasta hoy, con acusaciones que a los propios “acusadores” les es difícil sostener. Entonces a la Argentina también llegó la derecha –es decir llegó primero a la Argentina con Macri, que a Brasil con Timer- y con ellos, los ajustes salvajes. Las administraciones de Macri y de Timer están a la vista, tanto para los brasileños con Michel que para los Argentinos con Mauricio. Timer, llegó de la mano de O Globo y lo dejaron de lado. Macri lo hizo de la mano de Clarín y La Nación y ambos, cada tanto le dan un cachetazo mediático, como para que no se olvide de quien manda. De hecho, los multimedios argentinos tienen gente ocupando cargos en el Gobierno. A Macri los problemas judiciales también lo aflijen, o por lo menos deberían. Panamá Papers; el Grupo Socma enredado en muchos negocios como mínimo, poco claros; el autoperdón de 70.000 millones de pesos… Y con muchos funcionarios implicados en distintas presuntas incompatibilidades entre sus negocios privados y la función pública y con actuaciones pasadas y presentes como mínimo cuestionadas. El espectro es muy grande.


                Lo dicho, Brasil y la Argentina parecen ir por caminos paralelos, cada vez caben menos dudas… Ah, ¡Qué olvido! Las presuntas coimas de Odebrecht en la Argentina, involucran a funcionarios kirchneristas y también lo harían a los del gobierno actual. Casualmente, la empresa de Angelo Calcaterra, primo y para muchos testaferro de Mauricio Macri, está involucrada en el pago de coimas. Y el jefe de la AFI –Asociación Federal de Inteligencia-, e íntimo amigo del presidente Macri, Gustavo Arribas, está muy comprometido. Dicen que todos los caminos conducen a Roma, la Justicia se decide a investigar a fondo, tendrá la última palabra. Pero, porque siempre hay un “pero”, hoy se ve muy cuestionada por culpa de los jueces de la Corte Suprema Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Elena Highton de Nolascoque, por haber votado a favor de beneficiar a un represor con el 2 x 1, sentenciado por un crimen de lesa humanidad. Para terminar, aclaremos que los dos jueces varones, habían aceptado contra toda norma ética, ser nombrados a dedo por Macri para integrar al Corte, lo que luego fue desistido por el Presidente al haber tomado conciencia del desastre político y ético, que estaba efectuando. Luego si, fueron puestos en función, pero en la forma debida. La dama, debería haberse retirado de la Corte tras cumplir 75 años, recurrió a la Justicia para no hacerlo y un juez de primera instancia, falló a su favor. El Gobierno argentino no apeló el fallo y de esta forma permitió que Highton continúe en su cargo. Como se ve, más de lo mismo.