CARTA DE
ABUELOS
QUE
PIDEN
VER A SU
NIETA
Esta carta, emociona hasta las lágrimas. Y en
realidad, por una situación a la que nunca se quisiera llegar; es en este caso
la separación de afectos de una niña con su padre y abuelos. Cada matrimonio es
un mundo de dos habitantes, en el cual deciden, hacen y desasen sólo esas dos
personas. Pero ese "mundo" se agranda cuando se transforma en
familia, cuando llegan los hijos y con ellos las responsabilidades. Y una de
ellas, tal vez la más importante,es la de los afectos. Generarlos, brindarlos,
cuidarlos. Los chicos, cuando los tienen y los pierden, sufren. Pero muchas
veces de eso, no nos damos cuenta los mayores y tomamos actitudes, que no sólo
atentan contra las personas con las que tenemos enconos, sino también y es lo
más terrible, con las que tenemos la obligación de proteger.
Carta a nuestra nietita
Hermosa chiquita mía, quiero
que sepas que el abuelo y yo estamos luchando por verte, que no vemos la hora
de abrazarte y darte todo nuestro amor.
Hoy es 15 de agosto de 2018, se
acerca el Día del Niño y una vez más no podremos estar a tu lado. Hace
cuatro meses que no nos permiten verte. Hubiera querido otra vida para
nosotros. A veces pienso que cuando pueda volver a tenerte entre mis
brazos, me habrás olvidado. No nos merecemos tanta pena.
Extraño tu risa, tus palabras,
solo quiero acariciarte.
Te veo en cada nena con colitas
en el pelo que camina al lado de su mamá.
No sabemos a qué escuela vas,
como está tu salud, cuales son los nuevos juegos que te gustan.
Es un tema judicial, de
abogados, adonde tuvimos que recurrir para poder verte. Me pregunto cómo es que
los seres humanos no podemos ponernos de acuerdo en cosas tan simples, cómo
ocurrió que éramos familia y después de la ruptura de tus padres, todo se acabó-
Esta situación es tan dolorosa
que me obliga a explicarte.
Yo no desaparecí mi chiquita:
tenés abuelo y abuela. Tenés padre.
Pero como dice tu papá, estamos
en tu corazón. Estás en nuestros corazones.
Y por más que tu madre no
quiere que formes partes de nuestras vidas tu segundo nombre es el mío. Y
llevás el apellido y el ADN de tu papá en tu sangre, tus huesos y
tu piel.
A veces tengo miedo de
olvidarme de tu carita, quisiera que el tiempo se detenga aquí, en este
instante. Ya somos muy mayores… ¿Y si pasa el tiempo y nos morimos sin poder
volver a verte?
¿Con qué llenamos el hueco que
nos deja tu ausencia?
No quiero renunciar a nuestro
amor.
A mi pensamiento viene la
frase daño irreparable, es lo que sentimos tu abuelo y yo con tu
ausencia.
Es lo que sufrirás mi peque por
sentirte alejada de tus abuelitos y de tu padre.
¿Dónde quedan entonces los
Derechos del Niño?
Me imagino tu tristeza, tu mamá
no entiende que vulnera tus derechos. ¿Qué quiere decir vulnera? Que te
quita tus amores, lo más importante que tenés, lo más importante que tiene un
niño cuando está creciendo.
Esta semana lloré mucho, cada
vez que el abogado que es el señor que nos va a ayudar a verte, me dice que
algo sale mal, que la justicia puede tardar un año y medio para resolver una
demanda judicial, se me arruga el corazón. Hay leyes, papeles es en los que
están escritos todos los Derechos del niño, por si los padres no se los
acuerdan o no los saben. Ahí dice clarito que tenés derecho a elegir con quien
querés estar, que hay que permitir que los niños vean a sus abuelos si no hay
razones justan que se opongan. Tu mamá se separó de tu papa pero no hay derecho
a que te separe a vos de tu familia.
Tuvimos que iniciar un juicio
como abuelos para poder verte, es el derecho que nos asiste y no pararemos
hasta lograrlo.
Hace un ratito puse música
suave, apague la luz y bailé. Imaginé que estabas conmigo, que nos abrazábamos
y yo te acariciaba la carita blanca, el pelito y el cuerpo. Te hice
saltar y te reíste Gaia de mi corazón. Me puse de mejor ánimo y por unos
minutos recuperé la alegría.
Es como cuando en los
cuentos la princesa está encerrada en la torre sin ver a sus seres queridos.
Quiero que sepas y te lo prometo: voy a luchar mientras viva para recuperarte,
sos la sangre de mi sangre, el amor de mi vida.
Tus abuelos Jorge y Lili